En la actualidad, no cabe ninguna duda de que la movilidad, es decir la posibilidad de continuar con nuestro trabajo en cualquier lugar en que nos encontremos, es una de las características que más requieren los usuarios, y es por ello que el mercado explota de ofertas en dispositivos de este tipo, sean notebooks, tablets o smartphones.
Una de las cosas que más llaman la atención cuando los comparamos, es que todos estos aparatos tienen sensores y características en común, todas ellas destinadas a proporcionar y obtener información acerca de dónde nos encontramos, datos que son utilizados para tareas como la geolocalización. A pesar de que estas herramientas tienen una penetración importantísima en nuestras vidas, lo cierto es que todavía hay usuarios que no saben a ciencia cierta para que sirven. Si quieres saber algo más acerca de la geolocalización, no tienes más que seguir leyendo el resto del artículo.
Básicamente, una etiqueta geográfica es una forma de añadir información acerca del entorno a imágenes, vídeos, páginas web y RSS, entre otros, con el objetivo de proporcionar información exacta acerca del lugar en dónde fue creado el archivo. Sin embargo, esta no es su única función, ya que el caso de las páginas web y los RSS, pueden ofrecer datos acerca de cómo llegar a un determinado lugar. Es por ello que las etiquetas geográficas suelen incluir información como las coordenadas de latitud y longitud, altitud, rumbo, distancia y muchas veces topónimos.
Este tipo de información geográfica con los años ha tornado imprescindible para ofrecernos todo tipo de servicios, como por ejemplo para que los motores de búsqueda puedan darnos resultados más específicos de búsqueda basados en nuestra ubicación.
¿En qué se basa el Geoetiquetado?
La tecnología del geoetiquetado se basa en la información posicional proporcionada por el sistema del sistema de posicionamiento global (GPS), y se transfiere como metadatos a los archivos que sean compatibles con este tipo de información, la que llevarán almacenada para ser utilizada por cualquier sistema que lo requiera.
En este sentido, en la actualidad la mayoría de los smartphones y tablets, y también algunos híbridos entre tablet y notebook ofrecen sensores GPS, los que permiten que las fotos tomadas con la cámara del dispositivo pueden ser geoetiquetadas de forma automática. Estas imágenes luego pueden ser ordenadas en cualquier gestor de imágenes de acuerdo a su ubicación u otros valores de geolocalización.
En la web sucede algo similar, como en el caso de Twitter y algunos servicios de almacenamiento de fotos, en donde los datos de geolocalización pueden ser muy útiles para ubicar a nuestros contactos en el lugar en donde fue obtenida la imagen. Las etiquetas de geolocalización también pueden ser aprovechadas por webs de turismo o de comercio electrónico, ya que esta tecnología puede ayudar al usuario a encontrar el lugar físico en dónde se ubica el negocio que las utiliza.
Los peligros de la geolocalización
Si bien la geolocalización puede ser muy provechosa, en algunos casos puede implicar ciertas preocupaciones relacionadas con la privacidad y la seguridad. Esto es debido a que si por ejemplo publicamos una imagen con una etiqueta de geolocalización en alguna red social, cualquier puede ver en donde estamos, y lo que es peor, en dónde no estamos.
Sin embargo, existe una solución más que efectiva para estos casos, y es la de limitar la cantidad de información que revelamos a nuestros contactos, una costumbre que debemos extender a todas las demás formas de expresión en la gran red de redes.
Fuente: http://tecnologia-facil.com/que-es/que-es-la-geolocalizacion/
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