Programar no sólo implica diseñar formas, sino formulaciones para el desarrollo de conjuntos formales.
El programa puede ser de menor o mayor complejidad, según sea el caso, pero en cualquier caso el grado es determinado por la escala de los problemas a resolver.
Demás está decir que el diseño de una solución para esos problemas, se ordena a la configuración de un sistema que sea capaz de resolverlos. Es que para lograr un todo equilibrado entre elementos diversos, es necesario saber articular una disposición diferente de las partes que integran el conjunto.
Un conjunto no es una simple suma o adición de partes, sino la configuración de un sistema; es decir: hay que establecer una correspondencia entre las partes intervinientes en el conjunto. El diseño gráfico, precisamente, consiste en establecer relaciones entre partes diferentes para configurar organizaciones, de modo tal que esos conjuntos seriales puedan combinarse e interrelacionarse para constituir una gestalt. Así, entonces, puede decirse que un diseño es en sí mismo un sistema. Decimos esto porque un diseñador articula entre sí de tal forma cosas que, con un mismo planteo conceptual y formal, responde a diversos requerimientos para atender a distintos tipos de necesidades. A ese conjunto de partes, a esa configuración que responde a tipos distintos de necesidades, las denominamos sistema.
Programar, en suma, es una actividad totalizadora que engloba a la de sistematizar. La programación comprende tres procesos básicos:
a) Planificar y organizar.
b) Modular y sistematizar.
c) Interpretar, descubrir y visualizar.
Mediante estos tres procesos es posible alcanzar una comprensión totalizadora del problema de diseño cuyo desarrollo el diseñador debe afrontar en cada caso.
La flexibilidad y apertura del programa que logre desarrollar, recibirá en el grado de variabilidad que el mismo posea.
No es una tarea sencilla, pues un programa es un plan general que comprende desde coordinaciones menores hasta la más amplia articulación de sistemas y subsistemas.
Por otra parte, en la tarea de diseñar no se pueden hacer las cosas según el propio gusto subjetivo. En efecto, el diseño gráfico es una actividad que da respuesta a necesidades sociales mediante formas. Para lograrlo, el diseñador debe considerar la presencia de factores determinantes que condicionan a los objetos y que influyen en todo el proceso de proyectación; es decir que afectan a las decisiones de diseño que debe ir tomando.
A primera vista podría parecer que la idea de “lo condicionado” tiene un sentido negativo, pues significa aquello sin lo cual algo no sería o sucedería. Pero para el diseñador gráfico no posee ese matiz negativo. Las condiciones necesarias no son inhibitorias de la creación proyectiva. Eso ocurre porque el diseñador, en tanto que creativo, parte de la idea según la cual dentro del problema está la solución. Dicho en otras palabras: no hay problemas sin solución, sino soluciones que aún no se han encontrado. El diseñador necesita considerar los factores determinantes del diseño, porque para él “lo condicionado” es un movilizador que otorga una gran fertilidad a su trabajo.
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